CULTURA

'Visiones desde el páramo': pasear por una Comala al desnudo

La Casa de los Coroneles acoge una exposición de arte contemporáneo en la que Alicia Pardilla investiga en torno al tránsito inevitable de la existencia

Pardilla, durante el montaje de ‘Relicario’, que propone ahogar en sal (metáfora de conservación) aquello que la muerte no puede llevarse. Foto: Carlos de Saá.
María Valerón 0 COMENTARIOS 14/03/2021 - 09:31

De Juan Rulfo, el autor de Pedro Páramo, se conoce especialmente el personaje más difícil que creó: Comala. Y quizás el más difícil por no ser una persona. Comala es un lugar, un territorio seco, espacio entre la vida y la muerte, el recuerdo verde de lo que fue y el abandono triste de lo que queda. Sobre cómo llegar a allí, Rulfo cuenta, en voz de su personaje Juan Preciado: “(El camino) Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja”. La Comala de Rulfo es uno de los territorios más famosos de la literatura universal; es también una representación de la muerte, no la única del escritor mexicano pero sí la más querida por los lectores.

'Visiones desde el Páramo', de Alicia Pardilla, pasea en este mismo territorio. La artista grancanaria presenta un conjunto que materializa, a través de piezas objetuales, instalación, fotografía y vídeo-performance, el recorrido emocional y reflexivo de la pérdida de un ser querido: la muerte, protagonista de la exposición, está al desnudo.

“Es un tema tabú, aunque es común a todas las personas y aunque el arte siempre lo ha tratado. Se intenta tapar e, incluso, al vivir un episodio de pérdida, la sociedad, el entorno, te pide que te repongas en un plazo limitado, porque la vida sigue. Yo me cerré a crear, me planteé que esto tiene una gran trascendencia, que las personas se van físicamente, pero permanecen en el plano emocional; y esto no se puede obviar, ni silenciar, es algo inevitable y debemos compartirlo”, explica Pardilla.

Desarrollado en ocho piezas, el camino artístico propuesto por la autora parte de una investigación que se sostiene en tres grandes conceptos: el pathos, el padecimiento real en el artista, capaz de plasmarse en su obra y alcanzar al público; la fuerza de lo cotidiano, del objeto cercano, concebida como una conexión entre arte y vida; y, por último, la aletheia de Heidegger, la búsqueda de la verdad, en este caso con la representación cercana a lo real y en continuo diálogo con las grandes preguntas existenciales irresolubles. Estas bases hilan la representación de este páramo artístico, que muestra las diferentes capas que componen la más íntima y silenciada experiencia vital: el tránsito hacia la muerte y el camino del duelo.

Pardilla conoce el páramo sobre el que crea; sus Visiones nacen del dolor y parten de representar ese paisaje árido de la pérdida, desde, asegura, la completa honestidad, la desnudez. El fallecimiento del padre de la artista fue el punto de partida, detonante para la creación: “Surge de esta pulsión, de la necesidad de expresar, de crear, una necesidad insoportable”, cuenta Pardilla. Desde aquí, explica, se inició un proceso complejo en el que las lecturas y la investigación fueron cruciales para el producto final.

“En el centro está Schiller y su estética recogida en Sobre lo patético. En la creación tenemos que padecer, tenemos que vivir y sentir eso que representamos, sin poner distancia, tiene que emanar desde dentro. Sin embargo, si uno lo produce desde ahí puede generarse una creación estridente, descontrolada, como un grito. Sería como llegar a la sala y gritar; quedaría solo el padecimiento descontrolado. Él habla de agarrar ese sentimiento, ese padecer (pathos) y procesarlo a nivel moral, reflexionar. Que haya una resistencia moral frente a ese padecimiento”, explica la autora.

De este trabajo sobre el dolor, nacieron obras de distintos formatos, centradas en indagar en diferentes conceptos, siempre desde la experimentación con objetos relacionados al propio proceso de duelo y al entorno próximo: camisetas y sábanas anudadas, como reflejo de la angustia de la ausencia, el nudo de lo irreversible; un manipulador de telegrafía centra una videoacción donde entran en juego preguntas que no pueden resolverse; un cristal donde el vaho se posa y desaparece; incluso, un gran mueble aparador, la pieza Relicario, son algunos de los elementos cotidianos que forman parte del conjunto. “Buscaba mucho la trascendencia del objeto. En el arte hay una cosificación muy importante de la obra, reducida a lo objetual. Yo quería, trabajando temas intangibles, que las obras trascendieran lo objetual. El objeto no interesa, sino lo que evoca”, señala Pardilla.

“Creo que cada pieza reflexiona sobre un aspecto distinto, no solo hablamos del dolor, sobre esa cuestión dolorosa del padecimiento, ese nudo que se retuerce dentro; también sobre preguntas que no podremos contestar, o el legado, lo que permanece en las otras personas”, explica.

Aunque la situación por la Covid19 no lo permitirá, la pieza Relicario, que sigue la senda del uso de objetos, en este caso un mueble, para la representación del dolor, se erige como trabajo de arte en acción; la propuesta de Relicario es que el público interactúe respondiendo a la pregunta “¿Qué no puede llevarse la muerte?”. Expuesta en 2019 en Gran Canaria, las respuestas, colocadas en las gavetas del aparador, señalaron, todas y de formas diversas, hacia el recuerdo. Para Pardilla, la más representativa fue la de una joven que escribió: “Todo lo vivido”.

“El duelo, realmente, es otra manifestación del amor; la antesala de ese dolor de la pérdida es el amor, un amor enorme hacia la persona que perdemos. A su vez, ese duelo es la antesala de otro amor, que es el que permanece tras la pérdida”, sostiene la artista.

Sin embargo, para la autora, la pieza de mayor complejidad del conjunto es Erbarme dich, videoacción que aglutina el concepto de dolor, amor y lamento: “Se trata de una acción simultánea entre el Parque Natural del Torcal de Antequera en Málaga, un paisaje representante del romanticismo, y la Fortaleza de Ansite. Mientras la Orquesta de Camerata de Málaga interpreta en el Parque Erbarme dich (La Pasión de San Mateo, obra que representa el lamento final de piedad) yo inicio una subida a la Fortaleza de Ansite, espacio elegido por ser la última resistencia de los aborígenes a la conquista, desde donde, además, cuando se supieron derrotados se lanzaron al vacío, para no entregarse. Las dos acciones, de forma simultánea, se conectan en el tiempo y cobra una dimensión conceptual, para mí, sobrecogedora. El concepto es el camino, por un lado, hacia la muerte; por el otro, en el ascenso, es el recorrido del duelo, el fortalecimiento de ese recorrido”.

La Comala de Alicia Pardilla, aunque cruda, aunque desnuda, no es el territorio de los muertos. Su páramo, por contrario, representa el espacio árido que recorremos los vivos al enfrentar la ausencia, el duelo, pero también la valiosa herencia del legado de quienes nos acompañan en distintos tramos de la vida. Alicia lo resume con una cita del poeta Joan Margarit: “El amor es la única forma de posteridad”.

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