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Maltrato animal: una batalla difícil en Fuerteventura

Las protectoras reclaman un protocolo para las incautaciones de animales mientras la normativa de bienestar sigue sin implantarse y aumentan los abandonos, sobre todo tras la temporada de caza

Roberta Bornaghi y David Pacheco, voluntarios de Lucha Canina Dogs Rescue Army. Fotos: Carlos de Saá.
María José Lahora 0 COMENTARIOS 12/02/2020 - 05:25

Las protectoras de animales Fundación Canaria Finca Esquinzo, Lucha Canina Dogs Rescue Army y Fuertedogs Rescue son algunas de las que se encargan de la protección de animales con mayores dificultades de adopción en la Isla. La primera, al dar cobijo y cuidados a ejemplares de avanza edad que tienen difícil adopción. La segunda, dedicada a la protección de especies peligrosas, mientras que Fuertedogs Rescue es especialista en la acogida de podencos.

El mensaje de todas ellas es la necesaria implicación de las instituciones y agentes de la autoridad en la defensa animal y el cumplimiento de la normativa vigente. Anniled Dunn, tesorera de Fuertedogs Rescue, insiste en la necesidad de asumir mayor responsabilidad y concienciación. Asegura que en los siete años, desde que se comprometieran a colaborar con la perrera municipal de La Oliva, no ha visto cambio alguno en las actuaciones.

“Es necesario que haya una intervención desde arriba para que se hagan valer las ordenanzas y se ejecuten las sanciones, de lo contrario las asociaciones no pueden hacer nada”, señala.

En la protectora Fundación Canaria Finca Esquinzo, Andrea Schär y su pareja, Francisco C. Pérez, también consideran que gran parte del problema del maltrato y abandono animal es que las autoridades competentes no cumplen con su cometido.

Isa Merida, de Lucha Canina Dogs Rescue Army comparte la opinión de que el problema “sigue sin resolverse” porque la tasa de abandono sigue siendo “muy alta”, mientras “la ley de bienestar animal continúa sin implantarse”.

Las protectoras proponen ideas, como el establecimiento de una policía específica para el control animal y sanciones más reducidas para que los responsables de la infracción puedan hacerse cargo del abono de la misma, en lugar de que se soliciten grandes cantidades y los sancionados acaben declarándose insolventes.  

Finca Ezquinzo

La Fundación Canaria Finca Esquinzo nace en 2001, tras comprobar la gran cantidad de canes que se encuentran en las perreras “sin salida” debido a su avanzada edad. “Es difícil que alguien quiera adoptar un perro mayor”, comenta Andrea Schär.

También comprueban que estos centros de acogida  se encuentran masificados por lo que no ven otra salida que “echar una mano”, dicen los responsable de la protectora. Cuentan para ello con una finca cercana a Tindaya donde dan cobijo a una treintena de animales, aunque avisan de que ya no tienen cabida para más ejemplares. Trabajan de la mano con una protectora animal alemana (Tierhilfe Fuerteventura e.V.) a través de la cual realizan las adopciones en ese país.

El trabajo de las protectoras no se basa exclusivamente en el rescate animal y cuidados médicos, sino en una ardua labor de socialización para que los animales superen las situaciones traumáticas por las que han atravesado, a fin de que puedan volver a ser parte de un hogar.

Así lo describe Francisco C. Pérez, de Fundación Canaria Finca Esquinzo: “Tratamos de que los perros salgan lo mejor posible de la finca para que se adapten con más facilidad a las familias adoptivas”.

Recuerdan el caso de Hugo, un yorkshire que en 2018 fue rescatado de un contenedor de Juan Gopar, con graves lesiones provocadas por quemaduras con ácido. Después de cinco meses, en marzo de 2019, pudo ser adoptado por una familia alemana. “Tiene una gran vida ahora”, destaca.  

Incautaciones

Junto a la treintena de animales que han encontrado cobijo en Finca Esquinzo se encuentra también Haribo, una cabra que se ha criado como un can más y que siempre está alrededor de la finca. Andrea y Francisco tienen en casa, además, una gata de 20 años de edad.

También cuentan con ejemplares incautados por las autoridades, algunos enfermos, sobre los que no pueden intervenir al ser considerados como pruebas en causas judiciales por parte de los tribunales y a la espera de que se celebren los juicios, que en uno de los casos tiene ya una demora de año y medio.

De un total de siete incautados en un contenedor de la zona sur, dos de ellos fallecieron en la perrera al día siguiente. Un tercer ejemplar, una hembra, la recibieron “paralítica y tan enferma” que tuvieron que eutanasiarla, según explica con gran pesar Andrea.

También habla de una perra bajo su custodia con cáncer de mama y que el juez no permite operar. “No existe protocolo de actuación al respecto, tratan a los perros como si fueran la prueba de un delito”, añade, al tiempo que se pregunta “por qué a estos maltratadores, de los que muchos son reincidentes, no se les hace un juicio rápido”.

Se da la circunstancia de que estos animales se encontraron en un contenedor de la zona sur donde han sido localizados otros ejemplares abandonados metidos en cajas. “Seguramente es la misma persona o la misma familia la que los abandona”, creen.


Andrea Schär y Francisco C. Pérez, de Fundación Finca Esquinzo.

Aunque en Fundación Canaria Finca Esquinzo están especializados en la acogida de animales de mayor edad y con dificultades de adopción, también tienen cabida los cachorros. “Nos dimos cuenta de que los perros mayores necesitaban estímulos y empezamos a rescatar cachorros y perros de mediana edad. Había una mejor convivencia para estimular a los mayores”, explica Francisco.

El objetivo último de la protectora es “sacar a los animales de una vida de maltrato y abandono y encontrar una familia con responsabilidad para su adopción”, añade. “Cuando acudimos a una perrera siempre miramos primero por aquellos ejemplares que se encuentran peor, ya sea porque tienen miedo o están enfermos con cáncer”, específica Andrea.  

Abandonos masivos

Isa Merida, de Lucha Canina recuerda que fundó esta asociación junto a un grupo de amigas dedicadas al rescate animal. “Te legalizas, pero el problema sigue sin resolverse”, mantiene la activista. Considera que hay escasas herramientas para rebajar la tasa de abandono. Poco voluntariado y menos actuación de las administraciones son las principales trabas con las que se encuentran las protectoras, si bien, Isa considera que no toda la culpa la tienen la ausencia de intervención policial, sino que en el Cuerpo se cuenta con escasa formación.

Comenta el caso de cuando recibieron el aviso de un perro atropellado que permaneció dos días con dos fracturas en una pata, sin que nadie acudiera a su rescate. “La administración sigue sin moverse y quienes acuden al final son las protectoras, con el coste que supone este trabajo altruista del que nadie quiere hacerse responsable. Trabajamos pagando para resolver el problema de la administración. Es una vergüenza”, comenta indignada.

“La administración sigue sin moverse y quienes acuden al rescate animal al final son las protectoras, con el coste que supone este trabajo altruista. Es una vergüenza”

También insiste Isa en la alta tasa de abandono. “Estamos por delante de Rumanía en abandono”, señala escandalizada. Ahora llega una época de “abandono masivo”, cuando finaliza la caza con galgo y podenco. La representante de la protectora lamenta, además, que continúe dándose el fenómeno que denomina juntaperros, en referencia a la cría, en lugar de abogar por la esterilización, “con lo que muchos propietarios acaban al final con doce perros bardinos, que serán abandonados mientras no exista una regulación”, añade.

A ello se suman los insuficientes recursos humanos con los que cuenta el Seprona en Fuerteventura, con tan solo dos agentes. Lucha Canina cuenta con una finca en Tindaya. Está especializada en la acogida de perros peligrosos, “otro gran problema”, según señala Isa. Explica que la mayoría de los propietarios son “personas con antecedentes penales que no pueden tener licencia. Sin embargo, los están reproduciendo dos veces al año para venderlos. Los venden y, luego, esos perros acaban en las perreras, que están llenas”.

A su mente viene el caso de un pitbull blanco que les llegó con quemaduras y se estremece. Las adopciones en el extranjero son la práctica habitual entre las protectoras de la Isla. Sin embargo, en el caso de los perros peligrosos está prohibida su entrada en Alemania. En la Isla prefieren que sólo se adopte por  personas que ofrezcan garantías de que estarán atendidos. Estas razas suelen acabar en Suiza y Austria porque “gusta mucho ahí y las protectoras de apoyo en esos países realizan el seguimiento”.

Comenta con tristeza el caso de tres generaciones de pitbull en la Isla: “La abuela fue sacada de una casa okupa, al igual que ocurrió con la hija, mientras la nieta tuvo una camada y, al final, tuvieron que ir todas al extranjero. No existe mentalidad para castrar en la Isla, cuando cuesta lo mismo que un móvil nuevo”.

En la actualidad, tan sólo se encuentran en activo tres perreras en la Isla, La Oliva, Puerto del Rosario y La Pared, esta última, mancomunada, después de que la asociación de abogados animalistas Prota se personase como acusación personal en el caso de la perrera de Morro Jable, causa que, en la actualidad, se encuentra sub iudice.

Isa Merida considera que, por lo general, los centros de acogida municipal “no están realizando una buena gestión”. Comenta un caso ocurrido en la perrera mancomunada de La Pared, donde una familia fue a entregar un bardino viejo llamado Lord, que se había pasado sus 16 años de vida atado a una cadena para llevarse un cachorro al que volverían a dejar amarrado. Son los llamados perros guardianes de Fuerteventura porque los dejan a su suerte a la entrada de la finca amarrados de por vida.

En su finca, esta protectora cuenta en la actualidad con 27 pitbull además de cachorros de bardino e incluso una gatita, Greta, a la que le “pegaron un tiro” dañándole una vértebra, lo que la dejó paralítica. Pero se está recuperando, gracias a la actuación del Centro Veterinario de Gran Tarajal, que suele echarles una mano. “Ahora vuelve a caminar”, comenta Isa, con una sonrisa.

Para recaudar donativos que permitan asumir el coste de salvaciones como esta, la protectora organizó hace unos días una carrera benéfica en Gran Tarajal en la que los participantes pueden ir acompañados de sus mascotas.

Fuertedogs Rescue

La asociación Fuertedogs Rescue lleva seis años colaborando con la perrera de La Oliva. Sus voluntarios son los encargados de sacar los perros a pasear, alimentarlos y entrenarlos, así como de tramitar las adopciones. Su tesorera, Anniled Dunn, explica que trabajan, principalmente, con una asociación en Italia para la adopción de podencos, así como  en Alemania, Suiza y Reino Unido.

El porcentaje de adopciones en la Isla es bajo. En esos otros países existe una cultura diferente, donde este tipo de perros son tratados como una mascota, en lugar de perro guardián o herramienta de caza, como ocurre en Fuerteventura. “Aquí se usa como perro guardián encadenado en el jardín carente de contacto familiar”, explica. El 2 de febrero se celebró a nivel nacional la manifestación en contra de la caza para reivindicar el fin del uso de perros como “herramientas” de cacería.

Anniled recuerda el caso de Nublo, un bardino de Villaverde, cuyo dueño fue imputado. En esa ocasión, el vecino denunció que el perro majorero se encontraba en el jardín “en muy mal estado”. Consultado por las autoridades, el denunciado alegó que el animal no era suyo. “Pero, aun así, estaría cometiendo un delito por omisión de cuidados”, explican desde la protectora norteña.

El perro tenía las orejas “comidas por las moscas” y lesiones en un ojo, que a punto estuvo de perderlo. La protectora tuvo que viajar hasta Las Palmas de Gran Canaria para que el animal fuera intervenido de urgencia por un veterinario oftalmólogo que le salvó la vista. Ahora vive en Triquivijate con una pareja. “El propietario fue imputado por maltrato y pagó su multa, pero no se puede evitar que coja otro animal”, lamenta Anniled. “Es necesario tomar medidas para evitar que los animales lleguen a ese estado”, añade y reivindica campañas de control periódicas. 

PAUTAS DEL BUEN RESCATISTA

La abogada animalista Maite Bautista, miembro de Prota, explica que los rescatistas se están encontrando con problemas a la hora de actuar en casos de supuesto abandono y da una serie de pautas para evitar conflictos. “Cuando alguien se encuentre un animal lesionado, lo primero es ir al veterinario para que le cure. Si no es así, habría que acudir a la Policía Local para comprobar si tiene chip.

En caso de lesiones, debe hacerse un informe veterinario en el que se certifique si hay identificación. Si no, deberá exponerse en el documento una descripción del animal y su estado de salud. Con el informe y la factura del veterinario, lo más rápido es presentar la denuncia en la sede electrónica, para asegurar que el técnico lo recibe. Luego se lleva un seguimiento para comprobar si se tramita”. Y advierte de que estos expedientes caducan a los tres meses.

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