Carolina Darias llega a Sanidad con uno de los mayores desafíos a los que se ha enfrentado un titular de este departamento, y es culminar con éxito la campaña de vacunación contra el coronavirus que, aunque gana velocidad, está encontrando en el camino no pocos contratiempos.

El último, los retrasos anunciados por Astrazeneca en la entrega de sus vacunas a todos los países europeos por los que la UE está barajando emprender acciones y que se vienen a sumar a los ya sufridos en semanas anteriores en las remesas del fármaco de Pfizer/BioNTech.

A la espera de lo que suceda con los problemas de producción y entrega de estas farmacéuticas y de otras vacunas que se mantienen a la espera del aval de la Agencia Europea del Medicamento, el proceso de vacunación que ahora debe coordinar Carolina Darias ha estado empañado desde el principio por las críticas de algunas comunidades por el reparto de las dosis.

Un reparto que, según ha defendido siempre su antecesor, Salvador Illa, siempre se ha hecho atendiendo a criterios poblacionales.

Y a todo ello se ha venido a sumar en la última semana centenares de casos de políticos y otros cargos que se han colado en el proceso de vacunación y han recibido la preciosa inyección sin pertenecer a ninguno de los grupos diana.

Con todo, desde el Gobierno mantienen su objetivo, y que es compartido por el resto de miembros de la UE, y es tener para el verano a un 70 por ciento de la población inmunizada.

Además, la esperanza que dibuja en el horizonte el antídoto contra la covid también está eclipsado por el auge de la tercera ola, que aún tiene que dejar lo peor de sí en los hospitales en las próximas semanas aunque se logre doblegar la curva de contagios.

Ese es otro de los retos que debe asumir Darias, el de demostrar que no fue necesario dar a las comunidades más instrumentos con los que contener el avance del virus -como la ampliación del toque de queda o el confinamiento domiciliario-, opción que Illa descartó en el que fue su último Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud el pasado miércoles.

Más allá de la pandemia, que casi con toda probabilidad copará el mandato de Darias en Sanidad en los próximos meses, sobre la mesa tiene el endurecimiento de la ley del tabaco, como pretendía hacer Illa cuando tomó la cartera en enero de 2020.

O la elaboración de una nueva norma para prevenir el alcohol en menores, otra para hacer frente a la resistencia a los antibióticos, un plan contra la obesidad infantil integral y un plan específico para abordar la conducta suicida.

También tiene por delante el desarrollo de la ley de eutanasia que recientemente ha dado luz verde el Congreso.

Y la reforma del real decreto que regula la prestación a la interrupción voluntaria del embarazo y que establece que hasta la semana novena de gestación sea por métodos farmacológicos para evitar la saturación de las instalaciones quirúrgicas en el sistema público, una idea que ha levantado las críticas de Podemos.

La escasez de profesionales y la reforma de la atención primaria son los otros caballos de batalla que le esperan a Darias en el Ministerio, donde también le aguarda la lucha contra las pseudociencias que comparte con el ministro de Ciencia, Pedro Duque, así como la transformación digital, la medicina de precisión y la innovación terapéutica en el Sistema Nacional de Salud.

Para todo ello, Darias manejará un presupuesto diez veces superior al anterior -de 327 a 3.421 millones- con los que tendrá, también, que robustecer la estructura del SNS y modernizarlo, incluyendo el refuerzo de los sistemas de vigilancia epidemiológica de las comunidades.